Realmente algo está empezando a cambiar en el mundo del medicamento y de la terapéutica, y lo hace en consonancia con las nuevas inquietudes de nuestra sociedad, más ecológica, más naturalista, por lo tanto menos agresiva para la persona y su entorno.
Desde que en el siglo XVII Paracelso propuso aquello de que a cada enfermedad le corresponde un medicamento -que acabó formulándose como «cada enfermedad tiene su molécula»- y propició el uso de productos químicos en la terapéutica de la época, las preparaciones a base de plantas medicinales fue cayendo en desuso, quedando sólo reducido a ese grupo de terapeutas-brujos que nunca han dejado de existir, y al conocimiento y uso populares; en cualquier caso siempre alejados de los modernos centros de investigación.
Eso es lo que ahora está cambiando, los laboratorios de biología molecular y celular, los protocolos de calidad, y los ensayos clínicos en los que participa la joven industria fito-terapéutica, están haciendo que las plantas medicinales recuperen su espacio en nuestras reboticas, espacio que nunca debieron abandonar.
Bienvenidas a vuestra casa.
May
16
2016
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